Desde
hace varios años, los medios de comunicación han desempeñado un papel
preponderante dentro de las sociedades modernas. Las funciones que estos medios
juegan dentro de los círculos sociales, han ido modificando con el paso del
tiempo las esferas de la intimidad, privacidad y lo considerado público, de tal
manera que se ha llegado a confundir y en cierto punto transgredir cada una de
ellas.
Un
ejemplo indudable de esto, es el resonado escándalo que protagonizó el
ex-presidente de los Estados Unidos “Bill Clinton”, quién posteriormente sería
sometido a observación permanente de su comportamiento sexual extramarital,
además de haber sido denunciado públicamente por supuestas hazañas que fueron
dadas a conocer mediante grabaciones de conversaciones telefónicas. Paula Jones
y Mónica Lewinsky, por mencionar sólo algunas, fueron las mujeres implicadas y
después catapultadas al escándalo público, victimadas y señaladas en la
supuesta pasión incontrolada de Clinton.
Es
importante señalar que aunque estas mujeres en su momento fueron juzgadas,
señaladas y hasta cierto punto rechazadas por la sociedad no sólo estadounidense, sino a nivel mundial, por
convertirse en una deshonra a la moral y una vergüenza para el país, la intervención que los medios de comunicación, llámese
televisión, prensa escrita y radio, entre otros, en este escándalo político,
atrajo además de una condena social de inmoralidad para estas personas, grandes
beneficios económicos y fama, que no habrían podido conseguir de no ser por
ellos.
El ex-presidente
Clinton pudo terminar su segundo mandato, que en ese entonces se encontraba en
juego, y para personas como Lewinsky,
después de una sarta de críticas por el pueblo estadounidense, pasó a ser una
simple becaria de la Casa Blanca, a una mujer victimada que ahora se gana la
vida diseñando su propia marca de bolsos, gracias a una cuantiosa cantidad de
dinero que obtuvo después de vender y autorizar una biografía que detalla su
aventura con Bill Clinton.
Es
claro que durante este caso, no sólo fue invadida la privacidad de dos personas
por los medios de comunicación, una figura pública como lo era en aquel
entonces el ex-presidente de los Estados Unidos y un individuo común como
Lewinsky, no obstante, la intimidad también fue transgredida en ese aspecto, al
haberse hecho público un acto sexual consensuado por dos personas.
Sin
embargo, no debemos olvidar un punto muy importante que debe de ser tomado en
cuenta no sólo por los medios de comunicación, sino también por cada uno de
nosotros como individuos y ciudadanos de una sociedad, “el hecho de que una
persona sea figura pública, no nos da
el derecho de hurgar en cualquier aspecto de su vida. Son personas de carne y
hueso que merecen el mismo respeto a vida, y por tanto merecen también tener un
espacio de privacidad e intimidad, siempre y cuando esto no afecte a terceros”.
Pero
no sólo las figuras públicas están expuestas a ser invadidos pública, privada e
íntimamente. Ninguno de nosotros se encuentra exento de ser transgredido o invadir en algún momento de nuestras vidas
las esferas sociales de otros.
Por
último, sería de suma importancia recalcar que somos dueños de nuestras propias
decisiones, cada uno de nosotros elige donde termina nuestra intimidad para
compartirla con otra persona, donde empieza nuestra privacidad al consensuar
nuestros actos con terceros y en qué momento decidimos hacer públicos cada uno
de los aspectos anteriores.
“Somos personas privadas, compartiendo
nuestras intimidades, para tratar de ser públicos en círculos sociales que envuelven los medios tales como Facebook”.
GLADYS VÁZQUEZ
Bien la opinión. La última parte de tu opinión toca al ámbito de las redes sociales, hoy las personas (figuras públicas o no), ventilan sus vidas privadas para deleite o mofa de amigos o enemigos. La delgada línea entre íntimo, privado y público cada vez es mucho más delgada...casi está desapareciendo.
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