“Informar es un riesgo muy grande, pero es un riesgo que vale la pena correr”.
En esta nueva era de la
globalización, el derecho a la comunicación resulta un valor fundamental para
la calidad de vida del ciudadano, así como para el ejercicio de una verdadera
democracia y el avance hacia un Estado de derecho.
Según el Artículo 19 de la
Declaración Universal de Derechos Humanos “Todo individuo tiene derecho a la
libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado
a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones,
y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de
expresión”.
En México, la libertad de
expresión ha sido un derecho condicionado a muchos factores, desde la
publicidad oficial gubernamental, el amedrentamiento a periodistas e
informadores, la tortura, e incluso la muerte.
Si bien es cierto que las
condiciones para los medios de comunicación y el flujo de información han
cambiado notablemente en el país y a nivel internacional, no se puede ocultar el hecho
innegable de vivir dentro de una sociedad, en la cual la libertad de expresión,
de la mano con otros tantos derechos, se encuentra coartada por los intereses
políticos, económicos y sociales de ciertos grupos de poder.
Un ejemplo claro de la
represión que se vive contra la libre expresión en México, refiriéndonos a
periodistas y medios de comunicación, se presentó durante el tercer trimestre de
2014 en México, periodo que se documentó como “el más peligroso para la prensa
desde el 2007” según el director de la organización Artículo 19, Darío Ramírez.
“En
un acumulado de 2014 ya tenemos más de 200 agresiones hasta septiembre pasado,
un intento por acallar a la prensa desde la misma prensa y desde la narrativa
oficial”, afirmó Ramírez.
De
las agresiones documentadas por la organización contra periodistas, el 80 por ciento
han fueron contra hombres y 19 por ciento contra mujeres.
Un
dato que desató un rumor de asombro entre los espectadores: el 59 por ciento de
esas agresiones fueron cometidas por funcionarios públicos y apenas el 6.7 por
ciento vinieron desde el crimen organizado.
También
en lo que fue del año aumentó 39 por ciento el ataque a instalaciones de
medios de comunicación, lo que Ramírez calificó como “un fenómeno muy
reciente”, además de que se intensificaron las campañas de desprestigio contra
periodistas a través de las redes sociales.
Nota recuperada de: http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2014/12/02/mas-de-200-agresiones-contra-periodistas-en-mexico-solo-en-2014-ong-4068.html
Apenas han pasado un par de
meses desde que inició el 2015 y las incidencias y agresiones contra
informadores y medios de comunicación siguen en incremento dentro del país y a
nivel mundial.
Para los profesionistas de vocación,
informar dentro de esta libertad coartada se ha convertido en todo un riesgo,
sin embargo, el deber de informar a una sociedad y hacer valer ese derecho es
un riesgo que merece la pena.
A pesar de una libertad
comprometida, de existir medios de comunicación vendidos al mejor postor para
dar una noticia, y del amedrentamiento contra quienes no gusten de los fueros
de poder, aún existen profesionales comprometidos en defensa de su vocación y
en busca de la verdad.
La libertad de expresión es
una búsqueda que debe ser proclamada mediante fundamentos sólidos, y con la
única e innegable verdad de ser un derecho intangible para todo ser humano.
El pueblo merece y necesita
una libertad de expresión auténtica, una libertad que no transgreda ni rebase
los límites de terceros, que fomente el respeto y el valor fundamental del
saber, que incite a un pensamiento de cambio y conciba una sociedad crítica.
Buscar las vías para que esto suceda, es trabajo de cada uno de nosotros como ciudadanos.
GLADYS VÁZQUEZ
Muy bien. Fundamentado y bien escrito.
ResponderBorrarSolamente aquí encuentro una confusión:La libertad de expresión es una búsqueda que debe ser proclamada mediante fundamentos sólidos, y con la única e innegable verdad de ser un derecho intangible para todo ser humano.